Hoy en día, la ciencia busca respuesta para poder explicar la creación, y Dios nos da la respuesta en su Palabra desde el mismo comienzo en Génesis 1:11 dice “Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así:” Los que hemos nacido de nuevo por la semilla incorruptible de Cristo, la Palabra nos enseña que debemos de permanecer con él y en él. Seremos como él, cuando él venga por nosotros, mientras permanecemos en Cristo la promesa se cumplirá.
El proceso en nosotros no se a cumplido en su cabalidad, es poco a poco el proceso de conformarnos a su imagen y semejanza por medio del Espíritu Santo; todas la cosas espirituales van a estar postradas a los pies de Cristo y a nosotros también. Este cambio en nosotros va hacer progresivo, es la manera en que Dios nos conduce a la gloria de su hijo amado. En 2 de Corintios 3:18 la Palabra nos enseña que “ Por lo tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu Santo”, y por la Palabra que está en cada uno de nosotros; y esto se logrará con la ayuda del Consolador siempre y cuando nosotros mismo se lo permitimos, porque nuestra naturaleza pecaminosa se puede oponer al plan de Dios, debemos de dejar el pecado y ser hombres y mujeres santos. La única forma de que Dios logre una transformación en nosotros los creyentes, es colocarnos la semilla -la simiente, la vida, Cristo- en nosotros, es por medio de Cristo el camino a la perfección. Toda la Vida esta en la semilla y en la semilla estar la vida, es una ley de Dios, que la vida de toda la creación este en su hijo amado Jesucristo, nosotros logramos alcanzar esa vida, cuando morimos en la Cruz y resucitamos con Cristo. Tenemos que nacer de una simiente no incorruptible con la Palabra de Dios, que debe de permanecer para siempre en nosotros, la semilla de Cristo. El Espíritu planta la simiente de Cristo en nosotros, lo mismo que ocurrió con María la madre de Jesús, “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra;” Lc.1:35a. Y fue plantada la semilla, y en nosotros ocurre lo mismo, pero a través de la Palabra; Dios hizo lo mismo en cada uno de los creyentes, colocar la simiente de Cristo, la vida, la luz, el Espíritu de resurrección. Jesucristo fue 100% Dios y 100 % hombre y vino el Espíritu a él, para hacer la voluntad del Padre, así esta el Espíritu en nosotros para que hagamos la voluntad del Hijo.
Toda la gloria de Dios y su poder está en la simiente de Cristo, cuando Cristo está dentro de nosotros, comienza el conflicto entre la carne (nuestra) y el Espíritu; si andamos como hombres espirituales, la vida se manifiesta y seremos transformado a la imagen y semejanza de Cristo; la Palabra nos enseña que debemos de (…) “andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne”. Gálatas 5:16
Con el nuevo nacimiento espiritual aparece una nueva persona en nosotros que es Jesús, debe de ocurrir la muerte del “YO” para que venga la vida a nosotros y podamos ser transformado por el Espíritu Santo; se reemplaza lo viejo por lo nuevo, Cristo viene a morar en nosotros; y se debe de alimentar con la Palabra y el mismo Espíritu Santo, debemos de estar sujetos a los dos, para poder crecer espiritualmente y así poder tener el Testimonio de Jesús vivo en nosotros.
Nosotros somos la tierra donde Dios primeramente la limpia, la remueve y planta la simiente en nosotros y luego la riega con la presencia del Espíritu Santo y la Palabra. La semilla es la Palabra de Dios, que es Espíritu y poder transformador en la vida del creyente; el Espíritu Santo nos enseña los valores Morales de Cristo en nosotros, es así que podemos decir que pensamos y actuamos y amamos como Cristo, no se puede imitar, el diablo no puede imitar -el amor-. El fruto de la nueva vida es amor, si hay odio en nuestros corazones, no hemos nacido de nuevo; pero debemos de tener Fe de que Dios nos transformará. La Santificación que podemos tener por medio de la Sangre de Cristo, la Palabra y el Espíritu Santo es un proceso para que la simiente sea plantada en nosotros, más debemos de tener una educación espiritual.
La educación espiritual nos conduce a el crecimiento espiritual y a ser transformado a la imagen y semejanza de Cristo, debemos de dejar que el Espíritu Santo nos enseñe y transforme, nosotros como hombres naturales no podemos alcanzar la verdad y la vida. Cuando nos sujetamos más rápido a la Palabra y al Espíritu Santo, creceremos más rápido y hacemos la voluntad de Dios; cuanto más santificación tengamos más cielos abiertos tenemos con el Señor, la humanidad vera el Testimonio de Jesús en nosotros.
Debemos de asumir que tendremos algunas tribulaciones con la carne durante nuestro crecimiento en Cristo, por esto es que ninguna crisis y tribulación es final, siempre estaremos en la luchas y pruebas, hasta que desaparezca por completo el viejo hombre. La lucha a nivel espiritual es mantenernos en la vida (la simiente), la cual debe estar en nosotros, para que la muerte no entre, debemos de estar en Cristo hasta el último día de nuestras vidas terrenales. Hay una guerra entre la Vida (Cristo) y la muerte (Satanás) en el mundo.
La liberación de la muerte, la enfermedad, condenación, temor e incredulidad; es el reflejo de una maduración del Espíritu Santo en nosotros; esto no significa que no vamos a morir algún día, porque tenemos un tiempo y fecha para eso. El crecimiento espiritual es ser como Cristo cuando era hombre, estar sujetos a Dios, para que el viejo hombre muera.
Debemos de entender que, habiendo nacido del Espíritu de Dios, todo lo que se necesita es que la vida de Cristo esté desarrollada en nosotros, y andando en el Espíritu, la carne muere, estaremos logrando ser transformado a la imagen de Cristo; como resultado habrá poder en nuestras vidas, y se logrará mediante la santificación de nuestras vidas. Si permanecemos en Cristo, seremos transformado a su imagen y semejanza, y este proceso será llevado a cabo toda la vida, siempre y cuando seamos obedientes a Dios, estará la semilla, la simiente de Cristo en nosotros, y seremos bendecidos por Dios. Si hay incredulidad, estamos bajo la vieja naturaleza, y esa vieja naturaleza lo que hace es pecar y pecar, debemos de morir en la Cruz y resucitar con Cristo, Jesús habló de la incredulidad que era un género, el cual sale con ayuno y oración, Mateo 17:20, 21. La incredulidad de nosotros la combatimos con ayuno y oración y alimentándonos con la Palabra de Dios, podemos levantar al hombre nuevo, cada vez que nos humillamos orando, la simiente de Cristo crecerá en nosotros.