+34 656 34 04 16.

De reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad”. Efesios 1:10-11.

Queridos hermanos esto significa que todo lo creado para él y por él, debe estar bajo su Señorío y el poder de su gloria; sujeto al poder de la Palabra y del Espíritu Santo, inclusive, nosotros individualmente y como Iglesia, sujetos al Señorío de Cristo que es ser transformados a la imagen y semejanza de Cristo. En este caso, el Señorío de Cristo para nuestras vidas, es estar sujetos al Padre y hacer la voluntad de éste; todo lo que no es de Cristo, debe ser quitado para que la Verdad, la Vida y el Espíritu de resurrección esté en nosotros, es decir, esté el Señorío de Cristo en cada uno de nosotros.

Todo el propósito de Dios estará en su Hijo amado Jesucristo, hasta el cumplimiento de los tiempos; lo que no es de Cristo, debe de salir de nuestras vidas, para que seamos transformados a esa imagen y semejanza de Jesús.

Cuando Dios ve a la Iglesia o nos ve individualmente, Él ve una sola cosa: Cristo, y su relación con nosotros es sacar todo aquello que represente al mundo y al pecado, porque Dios nos advierte que todo fuera de Cristo representa caos y muerte, no está Él, la Vida, la Luz, la Verdad; Dios nos llevará progresivamente a estar plenamente en la luz, en la vida, y sacará de nosotros todo lo contrario a Cristo.

La Iglesia tiene que ser lo que Cristo fue, es y sigue siendo, el hombre celestial (él vino de arriba y volvió arriba, era un hombre celestial), porque el propósito de Dios es conformar a la Iglesia a la imagen y semejanza de Cristo, hermanos si tenemos una iglesia en desorden y no está la vida, ya no es propósito de Dios y perdemos el ser usados como un instrumento por el Padre. No es suficiente que nos reunamos para alabarle, hablar y predicar de él; él debe de estar allí con nosotros y entre nosotros, es decir, la vida debe de manifestarse, el testimonio debe de estar, sino no somos iglesia, se pierde el propósito de Dios; por la cual fue creada por él y para él, para habitar allí.

Solo lo que es de Cristo, el hombre celestial es efectivamente eterno, cuanto más seamos transformado a su imagen y semejanza, más seguridad tendremos de tener vida eterna; observe a la iglesia de hoy, se aleja cada día de ser como Cristo, esto significa hermanos que la vida no está, y nosotros debemos de tener cuidado con eso.

Debe de haber en su vida y en la iglesia donde Ud., participa, a Cristo como hombre celestial, en cuanto a su ser, en cuanto a como vivió y su leyes de la vida, a su ministerio y misión en la tierra, deben de estar claro en su congregación; es decir, debemos de vivir como vivió el Señor como hombre, tener su moral y amar, pensar y actuar como Cristo, tener su testimonio.

Cristo debe ser real para la iglesia y para nuestras vidas, porque el propósito de Dios es hacernos a la imagen y semejanza de Cristo, esa es la Iglesia del arrebatamiento, donde este la verdad y la vida, el testimonio de Jesús también está, no nos dejemos engañar.

El conformarnos a la imagen de Cristo es un trabajo continuo y largo durante toda nuestra vida, estamos hablando del hombre celestial, no de su deidad (Cristo hombre, carne y hueso, que es el ejemplo para nosotros) porque nunca seremos Dios, ojo con eso; pero debemos de ser conformados a Jesucristo hombre, y la iglesia entra en ese proceso y propósito divino, no lo olvidemos.

Porque la Iglesia no debe de ser vista y considerada como un club social o una corporación o empresa, es un cuerpo “donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos”, Colosenses 3:11, esto representa hermanos, que si venimos del mundo y por medio del nuevo nacimiento todos nosotros reunidos como iglesia e individualmente debemos ser transformados a la imagen y semejanza de Cristo por medio de la Palabra y el Espíritu Santo, es decir “revestido del nuevo(hombre), el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,” es decir, Colosenses 3:10; a imagen y semejanza del Padre; el Señor dijo que, el que lo ha visto a él, ha visto al Padre (Jn. 14:9), lo mismo sucede con nuestra transformación espiritual. Cristo debe de estar en todos nosotros.

Retomemos lo celestial del Señor, el vino de arriba y volvió arriba, es celestial, “Yo soy de arriba”Juan 8:23,esta verdad que es Cristo debe de estar presente también para la Iglesia, estamos en el mundo pero no somos del mundo, somos de Cristo, somos de arriba. La Iglesia no era terrenal en los pensamientos de Dios, Pablo nos enseña y muestra que la Iglesia estaba en los cielos antes que la caída sucediera; estaba en el preconocimiento de Dios, en Cristo ha sido restaurada la brecha creada por la caída del hombre, la Iglesia estaba en la mente de Dios ante de la fundación del mundo. Pablo ve a la Iglesia desde el punto de vista celestial (lea el libro de los Efesios) y la ve completa.

Debemos de tener fe que Dios lo que comienza en cada uno de nosotros lo terminará, siempre y cuando se lo permitamos, sino estamos fuera del propósito y encontraremos caos y muerte, significa que Cristo no esta. Dios nos ves completo cuando nacemos de nuevo, vino a ti el Espíritu Santo; y es por esto que Dios ve que la obra está completa así falten cosas en nosotros, el Espíritu Santo y la Palabra harán el resto en nosotros, que es transformarnos a la imagen y semejanza de Cristo, siempre que nuestra voluntad sea sujeta a su voluntad y Señorío.

Cuando vemos a la iglesia o a cada uno de nosotros, debemos de vernos sentados con Cristo Jesús en los lugares celestiales, cuando aceptamos al Señor Jesús, es decir, cuando nacemos de nuevo ya estamos en esos lugares celestiales y la Iglesia también; es por esto que el Espíritu Santo y la Palabra de Dios saca todo lo que no es de Cristo.

Somos pueblo celestial, espiritual, y acompañado de la vida eterna, la vida estará obrando en nosotros, Jesús mismo. Debemos de sacar el pecado de nuestras vidas y de nuestras congregaciones, para que la Iglesia recupere su lugar, donde vive y está Jesucristo, todo fue creado por él y para él, y la Iglesia no escapa a este principio.

Debemos de asumir de una vez, que cada uno de nosotros está en Cristo, yo he nacido de arriba, que la Palabra nos engendró y el Espíritu Santo vino a morar en nosotros, por lo cual somos personas celestiales. Si nos sujetamos al Señorío de Cristo, el propósito de Dios se cumplirá en nosotros y en la Iglesia; el viejo hombre debe de morir y debemos de nacer con Cristo, lo que no es de Cristo debe ser crucificado, para ayudarnos a crecer espiritualmente en la multiforme sabiduría de Dios. Efesios 3:10. Tenemos el ejemplo de Juan que dijo “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”, es lo que debe ser quitado de mí, aparte del pecado, mi yo debe de morir para que estemos sujetos a la Palabra y al Espíritu, para que sea viva y eficaz deben de estar juntas en nosotros; y seremos transformados a la imagen y semejanza de Cristo.

Debemos de ser hombres espirituales para que no perdamos el camino y no salgamos del propósito de Dios, permanecer en Cristo; debemos de vivir en Cristo, y Dios está buscando traer a la Iglesia a Cristo, y que él la llene de su plenitud y grandeza. Somos ahora herederos y coherederos con Cristo, estamos unidos a él y no podemos actuar independientemente porque perdemos todo lo que es él; y Dios nos está transformando a su imagen y semejanza. Y nosotros debemos de hacer todo lo que él hizo como hombre; porque Cristo hizo lo que le mandó hacer el Padre; es la misma relación y principio espiritual para nosotros, entonces creceremos todos individualmente y como Iglesia, con Cristo.

Tenemos el ejemplo del pueblo de Israel y su recorrido por el desierto durante 40 años, Dios quitó todo lo que no era de Cristo, y 2 personas de esa generación, alcanzaron a entrar a la tierra prometida del grupo que salió de Egipto. Pero debemos de saber que quito todo lo que no era de Cristo y lo encontramos en 1 de Corintios 10:4 al 10 donde menciona lo que no le agrado a Dios; fueron codiciosos, idólatras, glotones, fornicarios, murmuradores; sabiendo hermanos que todos ellos “bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”1º Cor.10:4. Hermanos no debemos comportarnos como el pueblo de Israel dentro de la Iglesia o individualmente, porque estamos bebiendo de la roca y del Espíritu, el cual es Cristo, no debe haber pecado en nosotros y el hombre carnal debe de morir, es por esto que no debemos de ser engañados, esta iglesia de hoy no es la iglesia de Cristo, donde hay todo tipo de cosas del mundo y de la carne, sumado a la apostasía que vendrá. Si Dios hizo esto en el desierto con su pueblo, también a nosotros nos llevará al desierto para sacar lo que no es de Cristo, reaccionemos y pesemos-pesar- (Dios nos está viendo en todo momento, recuerden Daniel 5) las cosas que hacemos y permitimos dentro de las congregaciones, el pecado y el yo deben de salir, para que esté Cristo, la vida y la verdad en nosotros; no podemos estar creyendo que predicamos la verdad y no esté el Señor Jesús en nosotros, debe de estar el Espíritu Santo y la Palabra unidos, como unidos en espíritu estamos con Cristo.

No hay que olvidar que Cristo es la Palabra y es Espíritu, Él es la verdad y la vida y también dijo “yo soy el pan de vida, el pan vivo que descendió del cielo”Juan 6:48 y 51.

Por lo que no necesitamos de métodos, o de globos y decoraciones para poder tener personas sentadas en nuestras congregaciones, es Cristo el que debe de estar, la vida, la verdad que es la Palabra y el Espíritu Santo, para que lleguen las almas, él mismo las trae a salvación, no nosotros con conocimientos seculares y humanistas, es Cristo. Esta Iglesia de hoy en día dice que queremos otras cosas y no a Cristo, que nos hablen suave y que acepten a cada uno tal como son; y te recuerdo el ejemplo del pueblo de Israel saliendo de Egipto a la tierra prometida, en nosotros va este principio para poder llegar a la Nueva Jerusalén, sacar todo lo que no es de Cristo.

Ese es el gran aporte y trabajo que hacen el Espíritu Santo y la Palabra de Dios en nuestras vidas, mantenernos en la vida, sacar lo que no es de Cristo y transformarnos a la imagen y semejanza de Cristo, es importante hermanos que recordemos que actuando solos e independientemente de él, perdemos, Cristo se sujeto al Espíritu Santo y a la Palabra, al Padre; y nosotros debemos de comportarnos igual. La iglesia debe de mantener estos mismos principios, para que el Padre vea el testimonio de su Hijo amado en nosotros, y seremos instrumentos poderosos no sólo para predicar la palabra de vida, sino para impactar las huestes de maldad en las regiones celestiales del enemigo, para que la muerte retroceda y sean dispersadas las tinieblas y la vida cubra todo, este es el trabajo de la iglesia para el mundo, ser la luz y la vida para todo aquel que no conozca a Cristo y lo vea en nosotros.

Si nos sujetamos al Señorío de Cristo, podemos alcanzar lo que menciona el libro de 2ª Corintios 3:18 “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”, este es el objetivo, amén.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *