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Después de enterrar a mi último hijo, me encontraba sin fuerzas, sin deseos de continuar, sin motivos para seguir (había relegado a mi hijo mayor al cuidado de mi madre olvidando su presencia), sin darme cuenta de los que estaban a mi alrededor, y solo por un momento, tan solo por un breve momento, olvide de quien era hija, de quien con infinito amor me dio vida a pesar de no merecerla, de no buscarla, vida que me ofreció a manos llenas, sin pedirme nada más a cambio, sino entregarle mi corazón a Jesús.

Recordé que su firme presencia estaba y estuvo conmigo a pesar de mi dolor y mi desesperación; pues no era la primera vez que me hallaba en una situación semejante ya lo había pasado hacía ya 10 años anteriores, cuando mi segundo hijo se fue a la gloria del Padre. Recordé que me dijo en esa ocasión que los hijos son un regalo suyo un precioso préstamo, que debemos de cuidar, pues el nos pedirá cuentas de su educación, protección y cuidados; pero ya ves no tenia nada que decir yo al respecto pues el en su infinito amor se lo llevó a su presencia, y aunque me dolía mucho pude entender que sin importar las causas de su partida él estaba mejor con el que si hubiese estado conmigo y que él lo protegía mejor de lo que yo hubiera podido hacerlo.

Si te has sentido asi en algun momento de tu vida, recuerda, solo recuerda que Él, siempre está a tu lado, que aunque no lo sientas, Él siempre está allí en tu corazón y que nunca se alejara de ti. Solo clama a Él, dale tu dolor, tus cargas, tus penas y tristezas y Él, solo Él te dará paz, amor, consuelo y gozo. Te recomiendo leer Isaías 54 y en ella encontrarás consuelo, paz y libertad. Dios pueda bendecirnos mucho, amen.MMIPV.

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