Así como cuando vemos la infinita paciencia de un ave cuando comienza a tejer su nido para darles protección a sus huevos los cuales debe incubar con tierno amor, constancia y perseverancia pues en esas dos funciones; la de tejer el nido y la de incubar los huevos, futuras crías de aves, podemos observar las grandes y maravillosas misericordias de nuestros amado Dios Creador de todos, hombres, animales, cielos y tierra con nosotros, creación de sus manos, que con esa infinita paciencia, constancia, perseverancia y amor, nos cuida, nos ofrece abrigo y protección.
Paciencia, para soportarnos en nuestras constantes e inquietantes búsquedas de qué es lo que queremos y nunca obtenemos.
Constancia, pues aunque siempre erramos, él está siempre allí, aunque no lo vemos y no le busquemos.
Perseverancia, pues insistentemente nos recuerda, que siendo él nuestro creador, nos ha dado libertad de decidir así nos equivoquemos de continuo.
Y amor, pues es por su amor, que seguimos vivos y en pies, porque infinitas son sus misericordias, con nosotros creación de sus manos, por lo que debemos darte gracias, oh buen Dios, por amarnos más allá de lo indecible, por amarnos más allá de lo imposible y por amarnos así no lo merezcamos, pues como dice su Palabra en Juan 3:16 » Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna». Amén.