“No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas (sic) ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”. San Juan 3:7-8.
Cuando hablamos de la deidad y grandeza de nuestro Señor Jesucristo en la Palabra de Dios, nunca terminamos de alcanzar el vasto y profundo conocimiento que representa para todos nosotros conocer de él; ya que representa para nuestras vidas, la resurrección, la luz del mundo, la vida, la Palabra en sí; es todo, todo fue creado por él y para él.
El entendimiento de su Señorío y la obediencia a su santa voluntad, traerian para nosotros grandes bendiciones para nuestras vidas espirituales, y debemos de entender que nuestros crecimientos en su sabiduría y conocimiento no debería de maravillarnos o sorprendernos porque es necesario morir y resucitar con él; en agua y en Espíritu. Jn 3:5.
Debemos de indicar o mencionar otra vez que debemos de postrarnos delante del Señorío del Señor Jesucristo, estar sujeto a la Palabra y al Espíritu para poder tener los cielos abiertos. Mt. 3:16.
Los Cielos abiertos lo encontramos con el ejemplo del mismo Señor Jesús cuando fue (…) “bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él;” Mt.3:16 y fue el mismo Juan Bautista que da testimonio de la verdad, en este caso de lo que vio durante el bautizo de Jesús (…) “ Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.” y San Juan 1:32. Observamos que nosotros en nuestros bautizo que representa morir para el mundo y vivir para Cristo, suceden cosas espirituales que casi siempre no percibimos o vemos, pero estamos muriendo y resucitando para Jesús, no debemos de aceptar que es un cumplimiento más, debemos de tomarlo como lo más importante que hemos hechos en nuestras vidas; somos nuevas criatura y el Espíritu Santo viene a morar en nosotros. Significa que estaremos bajo el Señorío de Cristo y todo ese poder del Espíritu estará en nosotros, debemos de morir a nuestro “YO” para que su Testimonio, la Vida, el Espíritu Santo, la Luz este en nosotros; la verdad, que es su testimonio debemos de pensar, hablar y amar como Cristo, para que esos cielos abiertos estén en nosotros; pero por otra parte, debemos de ver y oír la voz durante nuestro caminar guiado por los cielos abiertos, debemos de obedecer y dejar que el Espíritu Santo nos guíe a toda verdad. Él nos indica que es lo que vamos hacer y decir, eso significa que en tu altar, debe de estar la presencia del Espíritu, para poder asumir que estamos delante de los cielos abiertos en lo espiritual.
Los Cielos abiertos repetimos, es el nuevo nacimiento espiritual que tenemos cuando venimos al altar y morimos y resucitamos con Cristo Jesús y repetimos, viene a morar el Espíritu de resurrección a nosotros; pero en el AT observamos durante la salida del pueblo de Israel saliendo de Egipto, que estuvo el Señorío de Cristo guiando a su pueblo en medio del desierto, pero los cielos abiertos los guiaban en todo tiempo y momento a la tierra prometida; el mismo Señor dijo en San Juan 6:32-33 “ De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas (sic) mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo”. El Señor dice esto de sí mismo durante su Ministerio en la tierra, él es el pan de vida y está presente para todos, desde el mismo momento que fue develado el misterio de la piedad a los hombres, Jesús es presentado por el Padre; guiando y alimentando a su pueblo y luego de la resurrección, guiando a los gentiles y siendo la esperanza para los hombres, es la Luz del mundo, el pan de vida, la Verdad. Y los discípulos le pidieron comer el pan de vida y Cristo les dijo en San Juan 6:34-35 (…) “ Yo soy el pan de vida, el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” Porque él descendió del cielo para hacer la voluntad del Padre, y nosotros que somos de abajo y el de arriba, tenemos que hacer la voluntad del Hijo a través del Espíritu Santo, debemos de estar sujeto bajo el Señorío del Señor Jesucristo.
El Padre le dijo al pueblo de Israel en Éxodo 16:4 “ He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si andan en mi ley o no.” Estamos viendo que el pan de vida estuvo presente durante el caminar del pueblo escogido de Dios por el desierto, Cristo es el pan de vida; y el pueblo tenía que recoger su ración diariamente es decir, todos los días de nuestras vidas debemos de buscar a Dios en nuestro altar, debemos de mantener una comunicación con él, estar sujetos a la Palabra y al Espíritu, para poder mantener los cielos abiertos y poder andar con la nube y el fuego del Espíritu Santo en nuestro caminar con Cristo; vivir y mantenernos en la verdad, en la Luz, en la Vida; Dios Padre quiere que su Hijo amado Jesucristo este en nosotros -su Testimonio- para que todos los días tengamos el Maná y los cielos abierto; para poder crecer con Cristo, estudiando la Palabra que representa el maná y tengamos el fuego del Espíritu Santo iluminando mi altar. Debemos de vivir la Palabra hermanos, para lograr alcanzar las grandes maravillas que nuestros Señor Jesucristo nos predico y enseño durante su ministerio en la tierra; pero él mismo lo mencionó -tenemos que creer (San Juan 6:36)- y no ser incrédulos, pero también lo dijo que había que nacer de agua y del Espíritu, para lograr alcanzar los grandes cambios ocurridos en nuestras vidas espirituales. Porque debemos de saber y asumir que “ Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”.San Juan 6:38. Es decir, debemos de estar sujetos al Señorío de él, para hacer la voluntad del Padre a través del Espíritu Santo, por lo tanto; estaremos haciendo la voluntad del Padre y se verán las obras del Hijo en nosotros; pero lo más importante hermanos es que nuestros nombres estén en el libro de la vida, y no procurar tener el poder de él por tener poder y grandeza, eso no el el objetivo y el fin de tener los cielos abiertos, es morir a nuestro Yo y estar bajo el Señorío de Cristo; para hacer su voluntad.
Porque estando bajo ese Señorío (…) “la congregación de los hijos de Israel, miraran hacia el desierto, y he aquí la gloria de Jehová apareció en la nube”,(Éxodo 16:10) es una promesa que debemos de alcanzar siendo sujetos y obedientes a Dios, no estamos hablando de de ser hombres y mujeres místicos; es una promesa de Dios para todos lo que aceptamos a su hijo amado Jesucristo como nuestro único Dios y salvador, está en la Palabra y es verdad, Cristo mismo lo dijo.
Pero también aprendemos de los cielos abiertos en el A.T., “Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche es una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche.” Éxodo 13:21
Para nuestro tiempo, después del Pentecostés y el nacimiento de la iglesia, nosotros debemos de estar orando y haciendo nuestro devocional todos los días, para que los cielos abiertos de la nube y el fuego esté guiando nuestras vidas espirituales, el Padre tiene que ver en el altar de ti como iglesia el Testimonio de Cristo; y en nosotros igual, para que podamos ser probados todos los días por el Padre; si somos encontrado falto, reprobados – esos cielos abiertos- no estarán, pero si estamos sujetos a la Palabra y al Espíritu tendremos durante todas nuestras vidas la nube y el fuego guiándonos a toda verdad. Pero para que esta ley espiritual y promesa de Dios se cumpla en nosotros, debemos de nacer de nuevos y somos nosotros la Casa de Dios, la Iglesia, los cielos abiertos. Debemos ser probados todos los días por el Señor, y el Testimonio de Jesús debe de estar en nosotros, hasta en los momentos de gran tribulación, los cielos abiertos estarán con y sobre nosotros; podemos ver los últimos momentos de vida de Esteban, “lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.” Hechos 7:55-56.
El nunca se apartará de nosotros, vemos en Apocalipsis 19:11 “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea,” entre las bendiciones de estar en los cielos abiertos y bajo el Señorío de Cristo tenemos la promesa de que el siempre estará con nosotros, es fiel, verdadero, es juez y peleará por todos nosotros; pero para que esta palabra se cumpla debemos de nacer de nuevo, no hay otra manera de alcanzar las promesas de Dios, sino a través del testimonio de Cristo, la Luz, la Vida, el Espíritu de resurrección en nosotros. Hermanos deben estar los cielos abiertos en tu relación personal con Cristo, en el altar de tu congregación y en medio de todos nosotros debe estar la nube y el fuego guiándonos a toda verdad pero siendo transformados a la imagen y semejanza de Cristo, todo esto se cumplirá.